domingo, 24 de febrero de 2013
Transporte público gratuito ¿es buena idea?
Desde enero de este año, la capital de Estonia, Tallinn, con 410000 habitantes dispone de transporte público gratuito. Se consigue mediante una tarjeta que cuesta dos euros. La medida ha abierto el debate sobre si el transporte público debe ser gratuito.
Ante este debate mi respuesta es: NO
Y cuáles son mis razones: Estas:
1º: Un transporte público gratuito supone que el servicio de transporte esté totalmente subvencionado, algo que vaciaría las ya mermadas arcas públicas. Por ejemplo, en Vigo, si durante 2011 los 22.479.598 viajeros lo hicieran gratis, multiplicando ese número por 1,17 nos saldría la subvención por 26.301.119, 66€. Eso sin contar que con la gratuidad aumentarían los viajeros. Es decir, que el saqueo a los contribuyentes que supondría este servicio lo haría más caro para el ciudadano de a pie. Por ejemplo, la subvención anterior saldría a 88,45€ por vigués al año (suponiendo que no hay aumento de viajeros), lo cual seguramente perjudique a mucha gente, que quiera gastar ese dinero en otras cosas.
2º: Un tranporte público gratuito se convertiría en residencia diurna de sin techo, con las consecuencias que trae esto, especialmente cuando hay mal tiempo.
3ª: Un transporte público gratuito se convertiría en muchos momentos en transporte de ganado, no teniendo derecho el usuario ni a quejarse (si no pagas billete ¿de qué te quejas?). Mucha gente que usa su coche para sus desplazamientos se pasará al autobús al ser gratuito, pero con la incomodidad y la descongestión en el tráfico incitarían a mucha gente a usar de nuevo su coche, quedando en una situación de equilibrio cuando se vuelva a congestionar el tráfico.
4ª: Un transporte público gratuito no genera incentivos para mejorarlo, al contrario, al tener que pagar íntegramente los servicios el ayuntamiento la adición de más autobuses solo generaría costes y nunca ingresos, quitando el incentivo de mejorarlo.
En resumen, que poner gratis el transporte lo único que hace es empeorarlo y desprestigiarlo.
Alguno se estará preguntando ¿y cual es mi modelo ideal de transporte?. Pues es este.
Un modelo en el cual no existan subvenciones ni concesiones, en el cual hayan empresas que compitan libremente entre ellas con sus rutas, sus precios, sus vehículos etc... Al estar estimuladas entre ellas por la competencia mejorarán sus servicios para satisfacer a más clientes y arrebatarse clientes entre ellas, todo ello sin favores de la administración, que solo intervendría para fijar las paradas. Una concesión como la que tenemos en Vigo es darle el monopolio a una empresa, la cual no tiene casi incentivos para mejorar, salvo que la gente lo deje de usar.
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